cerezas

Numerosos estudios demuestran que la inflamación se puede curar o mejorar con la alimentación, que existe alimentos anti-inflamatorios y pueden ayudarnos a tener menos dolor e inflamación.

 La inflamación crónica que ocurre al interior del cuerpo es producto de factores como el estrés, la falta de ejercicio, la predisposición genética o la exposición a toxinas y también las malas elecciones en los alimentos que se consumen.

El ingerir altos niveles de grasas saturadas, grasas trans y azúcares refinados, hace que el hígado libere químicos que combaten las toxinas causando inflamación. De esta manera, la clave para seguir este régimen está en eliminar de la dieta las grasas saturadas, las grasas trans y el azúcar, e incorporar aquellos alimentos que ayudan a reducir la inflamación.

 El objetivo de este estilo de alimentación es luchar contra la llamada dieta inflamatoria debida a los alimentos procesados, ricos en ácidos grasos omega-6, pero pobres en omega-3.

 La inflamación acelera el envejecimiento y todas las enfermedades asociadas con la vejez. Además, favorece la aparición de enfermedades como la obesidad, hipotensión, diabetes, cáncer de próstata, cáncer de pecho, artritis, Alzhéimer, demencia, depresión, enfermedades del corazón, etc

Alimentos muy saludables

Lo ideal es comer alimentos frescos y cocinarlos de forma sencilla, tomar más frutas y verduras de bajo índice glucémico, como bayas (fresas, frambuesa, moras, etc.), cerezas, manzanas y peras (frutas mediterráneas).

Las frutas más ricas en azúcares, como el plátano o el mango, así como los platos a base de hidratos de carbono, deberíamos tomarlos cuando vayamos a realizar ejercicio físico.

Respecto a las proteínas, lo ideal es que la carne provenga de ganaderías ecológicas o de libre pastoreo, que no haya sido alimentado con piensos. El pescado, sobre todo el azul y grasos como el salmón salvaje, el arenque, la trucha y las sardinas son otra gran fuente de omega-3.

Las algas, el pescado blanco y el marisco también aportan omega-3, especialmente las algas de la comida japonesa (iziki, wakame, nori, etc.) y las ostras.

Las grasas tampoco deben eliminarse de la dieta, sino buscar aquéllas que sean saludables, como las del aceite de oliva, el aguacate, el pescado o las nueces.

Un puñado de frutos secos sin tostar cada día puede resultar excelente para conseguir las grasas necesarias y calmar el hambre entre horas. Las nueces son uno de los pocos alimentos con una buena proporción de ácidos grasos omega-3 y omega-6 de origen vegetal. Otros frutos secos son ricos en ácidos grasos no saturados con efectos antiinflamatorios como la semilla de lino, almendras, avellanas y pistachos.

Condimentos como el ajo, el orégano, la pimienta de cayena, canela, cúrcuma, jengibre.

El chocolate negro, la papaya y el brocoli son capaces ayudar también con sus principios activos de generar respuesta antiiflamatoria.